El silencio me acompaña y últimamente se ha convertido casi en
una necesidad. Es más que eso. Estar en silencio me lleva a casa, me lleva a un
lugar en calma en donde puedo ser. Donde mi ego puede relajarse y perderse un
poco; donde no estoy sujeta a nada. Sí pendiente a la disciplina de mantener mi concentración centrada, a veces en
la respiración, a veces en un sonido, y otras en el vacío.
En el silencio estoy en comunión con mi ser esencial y en el
silencio puedo escuchar a mi corazón y discernir, observar lo que es bueno para
mi y lo que no me conviene. Gran momento que intento extenderlo durante la
jornada... y así evitar dejarme llevar por la inercia agotadora.
Bonne Journée!
El silencio es un camino precioso, que demanda más y más. Y la
atención continuada que acompaña a ese silencio da paz y armonía a la vida.
gracias Natalie, lo miro enseguida!
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